La exministra brasileña de Medio Ambiente Marina Silva, quien este mes oficializó su apoyo al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva para las elecciones del domingo, dijo a Télam que cambió de posición luego de años de enfrentamiento con el líder del Partido de los Trabajadores (PT) gracias a que éste asumió una agenda de «desarrollo sostenible», además de criticar al mandatario Jair Bolsonaro por impulsar una «especie de gobierno teocrático».
Silva fue senadora en distintos períodos entre 1995 y 2011, y solo interrumpió esa tarea entre 2003 a 2008, cuando lideró la cartera ambiental en los dos Gobiernos de Lula. En 2008, tras desacuerdos, abandonó el PT, al que estuvo afiliada durante más de dos décadas.
El 12 de septiembre se reconcilió con Lula, luego de haber rivalizado con el PT en las tres últimas elecciones presidenciales.
Al oficializar su adhesión a la campaña de su exjefe político, la líder del partido Red de Sostenibilidad (REDE) permitió a Lula sumar un respaldo de alto perfil, sobre todo como referente ambientalista y evangélica, para apuntalar su coalición de centroizquierda antes de la votación del 2 de octubre.
Silva dialogó además con Télam sobre la relación de la política con la religión y el potencial peligro de que el presidente no reconozca un resultado adverso en las urnas.
– ¿Por qué decidió apoyar la candidatura de Lula luego de un distanciamiento que duró años y durante el que fueron rivales políticos?
– Fue a partir de una conversación programática. En función de los compromisos públicos asumidos por el presidente Lula en su programa de gobierno, con la agenda del desarrollo sostenible, la protección de la Amazonía, de los pueblos indígenas, de la lucha contra las desigualdades y el fortalecimiento de la democracia, expresé mi apoyo a su candidatura. Nadie mejor que el expresidente Lula para recuperar esta agenda, que arrancó a partir de 2003 en su gobierno y que ahora ha sido destruida por Bolsonaro. Es fundamental preservar la democracia para que tengamos la oportunidad de reconstruirnos a partir de lo aprendido.
– Usted es evangélica y también defiende la idea de un Estado laico ¿Qué piensa de la forma en que el Presidente manejó esa separación?
– Creo que Bolsonaro y los evangélicos que lo siguen están generando una tremenda confusión. Cuando intentan hacer pasar la idea de que Brasil puede tener una especie de gobierno teocrático, le hacen un flaco favor a la crítica a la fe cristiana evangélica. Muchos evangélicos, como yo, no están de acuerdo con esta manipulación de la política en relación con la fe y ni de la fe en relación con la política. Gobierno y Estado brasileños son laicos y eso es un aporte de la Reforma protestante, la cual es muy importante para tener políticas públicas que no exceptúen a las personas; ni en función de si creen o no, o de la etnia, orientación sexual, condición económica y cultural. Los evangélicos no pueden separarse de su propio legado.
– ¿Cómo definiría el gobierno que existe hoy en Brasil?
– Hoy, con una figura como Bolsonaro, hay una corrupción de la democracia misma. La realidad que tenemos es incomparablemente más grave que la que ya tuvimos. Pero no podemos olvidar que hay un punto de partida y que fue muy fuerte porque aumentó la polarización. Lo que espero es que ahora aprendamos que esto no es bueno para la democracia, ni para las políticas públicas, ni para los avances de un país, y podamos superar todo esto, derrotando a Bolsonaro y frenando al bolsonarismo.
– Ubica la polarización antes del gobierno actual, pero también habla de hacer un aprendizaje para construir algo nuevo.
– Espero que este movimiento busque la reconciliación de Brasil consigo mismo. Y una reconciliación no puede basarse en las mismas situaciones que llevaron a la división. Tiene que estar construida sobre un proceso de cambios. No hay forma de reconciliar en un ambiente de machismo, racismo o prejuicio contra los indígenas y la población LGBT. El proverbio dice que estúpidos son los que no aprenden de sus propios errores. Ahora tenemos la oportunidad de crear un ambiente político más democrático, diverso y más seguro.